El folklore del Municipio Consuelo: Su Historia.
Uno de los principales aspectos característicos de la cultura de nuestra comunidad lo constituye el hecho de que somos una mezcla de razas y etnias que al fundirse dieron origen al pintoresco pueblo en que nos hemos convertido. Muy a pesar de que en los inicios fueron muchos los inconvenientes que se produjeron por el choque de razas, creados quizás por el desconocimiento, no es menos cierto que fue esta mezcla étnica la que dio sentido y originalidad a lo que hoy somos, y de lo que tan orgullosos nos sentimos.
Cada uno de estos grupos sociales aportó parte de su cultura para formar el conglomerado que nos identifica como consuelenses; dos de las principales de estas manifestaciones la constituyen:
· El Guloya (Indians o Momis) y
· El Gaga.
En esta ocasión le presentaremos un breve recuento histórico de la evolución de estas dos manifestaciones, ambas heredadas de nuestros hermanos inmigrantes.
El Guloya
Los inves
tigadores costumbristas asocian los orígenes de esta danza a la ola de migraciones procedentes de las islas británicas (St. Kitss, Nevis, Andorra, Tortota, etc.), que se produjeron en el país a partir del siglo XIX, con el auge de la industria azucarera. Esta danza es una representación del pasaje bíblico que narra la lucha entre David y Goliat, de hecho se dice que el término “Guloya”, es una corruptela de la palabra “Goliat” (Golaiach, en español mal hablado).
Estos danzantes se caracterizan por llevar trajes muy vistosos llenos de colores fuertes, espejos redondos, sombreros largos adosados con plumas de pavo real y remachados con una corta capa multicolor hachas y un bastón. Sus bailes con muy pintorescos, pero el más conocido y curioso es aquel en el que levantan sus piernas mientras blanden un bastón sobre los hombros. La primera manifestación de esta danza se registra en el año 1928, en las calles de los principales barrios de San Pedro de Macorís, y según el Dr. Carl Theodore George, estuvieron a cargo del “cocolo” Teofilus Chiverton, a quien apodaban El Primo, y de quien la historia petromacorisana dice fue el más distinguido exponente de la danza en su época.
En la comunidad de Consuelo no existen registros que indiquen cuando se produjo la primera manifestación con exactitud, pero si se sabe que su mayor exponente ha sido el sr. Juan (yaguazo) Waner mérito que se vio reflejado cuando el cantautor Juan Luís Guerra le solicitó para formar parte de su video musical “A Pedir Mi Mano” en el año 1990.
Además del termino Guloya, la historia registra otros dos (Indians y Momis), que se usan para referirse a esta danza y que a opinión del experto en cultura cocola Nadal Walcot, son los mas adecuados para denominar a los actuales exponentes, ya que los originales Guloyas fueron los primeros inmigrantes y han muerto todos. El mayor exponente en la actualidad de San Pedro de Macorís es el sr. Daniel Donald Henderson, (Linda).
Un hecho que no se puede pasar por alto es que el 25 de noviembre del año 2005, la UNESCO declaro al Teatro Cocolo Danzante (Guloya), como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, convirtiéndose así en la segunda manifestación cultural de nuestro país en recibir ese merito; el primer merito fue para “La Cofradía de los Congos del Espíritu Santo de Villa Mella”.
No es por casualidad que nuestra provincia y nuestra comunidad se han convertido en iconos allí donde han estado; mientras Consuelo se constituye en el segundo municipio en importancia de la provincia, por sus aportes y su cultura, San Pedro se constituye en la provincia con la cultura más rica, amplia, diversa y representativa, no solo del país, sino también de Las Antillas y El Caribe. Esto debe ser un motivo de orgullo y satisfacción para sus moradores, además de un elemento motivador que nos impulse a seguir luchando porque este proyecto de vida siga dando buenos y perennes frutos que sirvan de impulso para futuras generaciones.
El Gaga
Los orígenes del Gaga se inscriben en la manifestación religioso-cultural del pueblo haitiano denominado Ra-Ra, y que pasó a nuestro pueblo con las inmigraciones de la época del auge de la caña de azúcar, mas o menos por el siglo XIX. Muchos lo describen como la solución de continuidad que asumieron los inmigrantes haitianos para dar rienda a sus manifestaciones religiosas al verse lejos de su tierra.
Este rito se manifiesta como un sincretismo religioso que combina la santería, el vodu, los luases y el cristianismo. Se cree que el término Gaga se debe al modo de pronunciación que tienen los haitianos en el idioma español y a la interpretación del pueblo dominicano. Aun cuando el Gaga, para el dominicano es una manifestación puramente cultural y pintoresca, para el inmigrante haitiano es una praxis, un estilo de vida; el Gaga, para sus practicantes es un rito, que conlleva varios pasos bien definidos y con un propósito especifico. Entre sus prácticas rituales están:
Iniciación
Sacrificio
Protección
Bautismo
Bendición
Purificación
Responden a lo que ellos llaman “Sociedad Unfo”, o sea una familia mítico-religiosa que se reúne en torno a un jefe espiritual, o sacerdote vodu, y que se organizan jerárquicamente (reina, padrino, presidente, mayor). Durante sus secciones entran en lo que ellos suelen llamar “trance”, o que los dominicanos llaman “montaos”. Existen muchos otros ritos internos que no son visibles a los ojos del público en general.
Sus apariciones se producen en cuaresma, pero cobran su mayor apogeo en Semana Santa, iniciando el jueves Santo a media noche, con el acto simbólico de romper un huevo, casi siempre en el cementerio. Basan sus tradiciones en la creencia de la reencarnación y la esperanza de que las fuerzas místicas renovaran y favorecerán la vida.
Todas estas tradiciones que se exponen en torno al rito del Gaga, se presentan en un contexto espacial y temporal muy definido, como ya dijimos con anterioridad (semana santa), y es este mismo hecho lo que le otorga valor de tradición y función social; seria, por lo tanto, una descontextualización querer, como muchos pretenden, incorporarlo a la praxis carnavalesca, despojándolo así de su identidad y desnaturalizándolo.
Ahora bien, aun cuando se da por hecho que el Gaga es una manifestación popular dominicana,” este no responde a los sistemas de símbolos y la praxis propia de la dominicanidad, y tiene sus orígenes en las costumbres místico-religiosas del pueblo haitiano (Alejandro Peguero Guzmán); esto así porque a pesar de tener varios lustros de confraternidad vivencial, el inmigrante haitiano no mezcla con facilidad su cultura, ni mucho menos la olvida. Muchos dominicanos practican el rito del Gaga, pero este sigue siempre sus mismos orígenes rituales. Sin embargo es imposible afirmar rotundamente que no pertenece al folklore dominicano, ya que una manifestación se hace propia en la medida en que tiene cabida y se convierte en cotidianidad y expresión de una forma de vivir. Somos un pueblo hibrido y como tal debemos asumir y acoger aquellas expresiones que nos fueron legadas por nuestros hermanos, que aunque con costumbres y creencias propias ya pasaron a formar parte de nuestro territorio y se convirtieron en coproductores de nuestro acerbo cultural.
Uno de los principales aspectos característicos de la cultura de nuestra comunidad lo constituye el hecho de que somos una mezcla de razas y etnias que al fundirse dieron origen al pintoresco pueblo en que nos hemos convertido. Muy a pesar de que en los inicios fueron muchos los inconvenientes que se produjeron por el choque de razas, creados quizás por el desconocimiento, no es menos cierto que fue esta mezcla étnica la que dio sentido y originalidad a lo que hoy somos, y de lo que tan orgullosos nos sentimos.
Cada uno de estos grupos sociales aportó parte de su cultura para formar el conglomerado que nos identifica como consuelenses; dos de las principales de estas manifestaciones la constituyen:
· El Guloya (Indians o Momis) y
· El Gaga.
En esta ocasión le presentaremos un breve recuento histórico de la evolución de estas dos manifestaciones, ambas heredadas de nuestros hermanos inmigrantes.
El Guloya
Los inves
tigadores costumbristas asocian los orígenes de esta danza a la ola de migraciones procedentes de las islas británicas (St. Kitss, Nevis, Andorra, Tortota, etc.), que se produjeron en el país a partir del siglo XIX, con el auge de la industria azucarera. Esta danza es una representación del pasaje bíblico que narra la lucha entre David y Goliat, de hecho se dice que el término “Guloya”, es una corruptela de la palabra “Goliat” (Golaiach, en español mal hablado).Estos danzantes se caracterizan por llevar trajes muy vistosos llenos de colores fuertes, espejos redondos, sombreros largos adosados con plumas de pavo real y remachados con una corta capa multicolor hachas y un bastón. Sus bailes con muy pintorescos, pero el más conocido y curioso es aquel en el que levantan sus piernas mientras blanden un bastón sobre los hombros. La primera manifestación de esta danza se registra en el año 1928, en las calles de los principales barrios de San Pedro de Macorís, y según el Dr. Carl Theodore George, estuvieron a cargo del “cocolo” Teofilus Chiverton, a quien apodaban El Primo, y de quien la historia petromacorisana dice fue el más distinguido exponente de la danza en su época.
En la comunidad de Consuelo no existen registros que indiquen cuando se produjo la primera manifestación con exactitud, pero si se sabe que su mayor exponente ha sido el sr. Juan (yaguazo) Waner mérito que se vio reflejado cuando el cantautor Juan Luís Guerra le solicitó para formar parte de su video musical “A Pedir Mi Mano” en el año 1990.
Además del termino Guloya, la historia registra otros dos (Indians y Momis), que se usan para referirse a esta danza y que a opinión del experto en cultura cocola Nadal Walcot, son los mas adecuados para denominar a los actuales exponentes, ya que los originales Guloyas fueron los primeros inmigrantes y han muerto todos. El mayor exponente en la actualidad de San Pedro de Macorís es el sr. Daniel Donald Henderson, (Linda).
Un hecho que no se puede pasar por alto es que el 25 de noviembre del año 2005, la UNESCO declaro al Teatro Cocolo Danzante (Guloya), como “Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”, convirtiéndose así en la segunda manifestación cultural de nuestro país en recibir ese merito; el primer merito fue para “La Cofradía de los Congos del Espíritu Santo de Villa Mella”.
No es por casualidad que nuestra provincia y nuestra comunidad se han convertido en iconos allí donde han estado; mientras Consuelo se constituye en el segundo municipio en importancia de la provincia, por sus aportes y su cultura, San Pedro se constituye en la provincia con la cultura más rica, amplia, diversa y representativa, no solo del país, sino también de Las Antillas y El Caribe. Esto debe ser un motivo de orgullo y satisfacción para sus moradores, además de un elemento motivador que nos impulse a seguir luchando porque este proyecto de vida siga dando buenos y perennes frutos que sirvan de impulso para futuras generaciones.
El Gaga
Los orígenes del Gaga se inscriben en la manifestación religioso-cultural del pueblo haitiano denominado Ra-Ra, y que pasó a nuestro pueblo con las inmigraciones de la época del auge de la caña de azúcar, mas o menos por el siglo XIX. Muchos lo describen como la solución de continuidad que asumieron los inmigrantes haitianos para dar rienda a sus manifestaciones religiosas al verse lejos de su tierra.
Este rito se manifiesta como un sincretismo religioso que combina la santería, el vodu, los luases y el cristianismo. Se cree que el término Gaga se debe al modo de pronunciación que tienen los haitianos en el idioma español y a la interpretación del pueblo dominicano. Aun cuando el Gaga, para el dominicano es una manifestación puramente cultural y pintoresca, para el inmigrante haitiano es una praxis, un estilo de vida; el Gaga, para sus practicantes es un rito, que conlleva varios pasos bien definidos y con un propósito especifico. Entre sus prácticas rituales están:
Iniciación
Sacrificio
Protección
Bautismo
Bendición
Purificación
Responden a lo que ellos llaman “Sociedad Unfo”, o sea una familia mítico-religiosa que se reúne en torno a un jefe espiritual, o sacerdote vodu, y que se organizan jerárquicamente (reina, padrino, presidente, mayor). Durante sus secciones entran en lo que ellos suelen llamar “trance”, o que los dominicanos llaman “montaos”. Existen muchos otros ritos internos que no son visibles a los ojos del público en general.
Sus apariciones se producen en cuaresma, pero cobran su mayor apogeo en Semana Santa, iniciando el jueves Santo a media noche, con el acto simbólico de romper un huevo, casi siempre en el cementerio. Basan sus tradiciones en la creencia de la reencarnación y la esperanza de que las fuerzas místicas renovaran y favorecerán la vida.
Todas estas tradiciones que se exponen en torno al rito del Gaga, se presentan en un contexto espacial y temporal muy definido, como ya dijimos con anterioridad (semana santa), y es este mismo hecho lo que le otorga valor de tradición y función social; seria, por lo tanto, una descontextualización querer, como muchos pretenden, incorporarlo a la praxis carnavalesca, despojándolo así de su identidad y desnaturalizándolo.
Ahora bien, aun cuando se da por hecho que el Gaga es una manifestación popular dominicana,” este no responde a los sistemas de símbolos y la praxis propia de la dominicanidad, y tiene sus orígenes en las costumbres místico-religiosas del pueblo haitiano (Alejandro Peguero Guzmán); esto así porque a pesar de tener varios lustros de confraternidad vivencial, el inmigrante haitiano no mezcla con facilidad su cultura, ni mucho menos la olvida. Muchos dominicanos practican el rito del Gaga, pero este sigue siempre sus mismos orígenes rituales. Sin embargo es imposible afirmar rotundamente que no pertenece al folklore dominicano, ya que una manifestación se hace propia en la medida en que tiene cabida y se convierte en cotidianidad y expresión de una forma de vivir. Somos un pueblo hibrido y como tal debemos asumir y acoger aquellas expresiones que nos fueron legadas por nuestros hermanos, que aunque con costumbres y creencias propias ya pasaron a formar parte de nuestro territorio y se convirtieron en coproductores de nuestro acerbo cultural.
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